viernes, 31 de diciembre de 2010

Una aventura de mil kilómetros

Aquí empieza el relato de mi primera aventura bicigrina. Una aventura de casi mil kilómetros de peregrinaje que habrán de llevarme, desde Sevilla, a Santiago de Compostela, después de recorrer ocho provincias (Sevilla, Badajoz, Cáceres, Salamanca, Zamora, León, Lugo y La Coruña), cruzar cinco de los grandes ríos peninsulares (Guadalquivir, Guadiana, Tajo, Duero y Miño) y atravesar la meseta central, superando la Sierra Morena, el Sistema Central y la Cordillera Cantábrica.
La ruta a seguir será, como no podía ser de otra manera, la Vía de la Plata (antigua vía de comunicación romana que atraviesa el oeste peninsular de sur a norte, desde Mérida hasta Astorga y que, aún dos milenios después, sigue siendo una de las principales vías de comunicación que vertebran el occidente español), enlazando en Astorga con el Camino Francés (la ruta jacobea más transitada desde el s. VIII, que surca todo el norte de la Península, hasta su extremo occidental, desde el Puerto de Roncesvalles en los Pirineos).

Pero, por delante, aún restan ocho meses de preparación: tanto documental (rutas, albergues, puntos de interés, etc.); como física, con rodajes ciclistas de intensidad creciente; y mecánica, acoplando a mi montura el equipamiento necesario para afrontar el Camino con ciertas garantías de éxito (alforjas, herramientas, recambios, etc.).


Por último, no quiero dejar pasar esta introducción sin mostrar mi agradecimiento a la Asociación Amigos del Camino de Santiago de Sevilla «Vía de la Plata» y a Eroski Consumer, por la publicación de sus guías, tremendamente útiles; a Godesalco y a Bicigrino, por sus estupendas páginas web; a todos aquellos que, con sus aportaciones y sus relatos anónimos, nos permiten a los demás superar esta fase de inquietud en los preparativos previos; y, muy especialmente, a mi querida mujer: porque sin su apoyo no sería posible esta aventura, por su comprensión… y por aguantarme.

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