martes, 26 de julio de 2011

9ª Etapa. Ponferrada - Sarria



La «alta montaña» llega al Camino de Santiago. Afrontamos la etapa reina, seguramente la más recordada a la vuelta de la peregrinación. La Hoya del Bierzo, una llanura resguardada por montañas que impiden el paso del clima atlántico, da paso al valle del encajonado río Valcarce, que nos servirá de guía hasta la cima de O Cebreiro.

El ascenso «definitivo» se hará esperar (en los primeros 43 km de etapa, tan sólo se ascienden 170 m de altitud) y no será patente hasta sobrepasado el barrio de Hospital. Es a partir de aquí cuando empieza de verdad la subida: en los casi 8 km hasta O Cebreiro, se superan 630 m de desnivel. El tramo más duro se encuentra entre Hospital y La Faba, aunque la pendiente continúa siendo muy respetable hasta Laguna de Castilla.

La salida de Ponferrada es un largo rodeo, hacia el norte, donde se encuentra el barrio de Compostilla, aunque enseguida alcanzamos Columbrianos, una de las localidades más antiguas de la comarca (muy anterior a Ponferrrada).

El tramo que empieza tras Camponaraya, es el más relajante de la jornada. La Hoya del Bierzo luce su mejor paisaje, siempre salpicado de viñedos y chopos. De importancia estratégica en el sector vinícola es Cacabelos, con numerosas bodegas productoras de Vinos de la Denominación de Origen Bierzo.

Hasta Pieros hay que sudar un exigente repecho por el arcén de la antigua N-VI. Por un camino de gravilla, afrontamos una nueva fuerte subida que da paso a varios toboganes hasta las primeras casas de Villafranca del Bierzo. Tras Villafranca, llegamos a un carril peatonal que avanza encajonado entre la autovía A-6 y la N-VI. Escoltados por los chopos de la ribera del Valcarce y por castaños de gran porte, llegamos a Pereje. No abandonamos el carril peatonal hasta tomar el desvío a Trabadelo.

Pedalearemos ahora por una pista asfaltada, hasta superar un arroyo que alimenta al río Valcarce. De nuevo por el carril peatonal, nos sitúa en La Portela de Valcarce, cuyo nombre alude al portazgo que debían pagar a los señores feudales los viajeros que atravesaban el valle. Tras La Portela, tomamos el desvío hacia Ambasmestas y Vega de Valcarce. Por la carretera que traemos, paralela a la N-VI, nos dirigimos ahora hasta Ruitelán. La base del puerto ya está cerca,… y los nervios a flor de piel.

A la salida de Ruitelán, la pendiente se recrudece un poco,… tan sólo un pequeño aperitivo de lo que vendrá después. Algo más arriba, a la izquierda, tomamos el desvío que baja hasta Las Herrerías.

Cruzamos Las Herrerías, hasta el barrio de Hospital, donde comienza la verdadera ascensión a O Cebreiro. Un duro repecho de casi 1 km, como salido de la nada, nos invita a replantearnos la estrategia, que consistirá en bajar el ritmo, meter todo el desarrollo y acompasar la respiración.

Los peregrinos que hagan la subida a pie podrán tomar la senda que nace en plena subida, a la izquierda de la pista asfaltada. Los ciclistas habrán de continuar de frente, por el asfalto.

Las amplias panorámicas influyen en la percepción de la pendiente, que se torna ligeramente más suave hasta alcanzar el último pueblo de León en el Camino Francés: Laguna de Castilla. Pasada Laguna de Castilla, aparece el primer mojón jacobeo con señalización de distancias. Es el 152,5 y lleva la inscripción de «Os Santos» (del Teso dos Santos). El Camino se despide de León y por fin pisamos Galicia.

Fatigados, a punto de concluir el tramo más duro de la etapa reina, solventamos el último kilómetro de ascensión hasta la iglesia prerrománica de Santa María la Real, que da la bienvenida a O Cebreiro. Todo en este paraje es mágico y misterioso: las pallozas, el viento, la niebla,…

Aún ascendemos hasta los 1.370 metros en las inmediaciones del Teso da Cruz y el siguiente alto, el Alto de San Roque, no tarda en llegar. Ante una amplia panorámica, se alza la escultura de un peregrino medieval que avanza contra el viento. La senda desciende ligeramente hasta los 1.205 metros y un falso llano nos aproxima hasta Hospital de la Condesa.

A la salida de Padornelo afrontamos una durísima aunque breve cuesta por la que alcanzamos el Alto do Poio.

El descenso comienza a hacerse patente. Nos separan apenas 7 km de Triacastela y aún debemos perder unos 530 m de altitud. En la bajada, una curva pronunciada permite ver de frente el monte Oribio, de 1.443 metros de altitud.

En el fondo del valle, se encuentra Triacastela, donde se bifurca el Camino a Sarria y hay que escoger: a mano izquierda, por Samos; a mano derecha, por San Xil.

Tomamos el desvío a San Xil y cogemos un camino que conduce hasta A Balsa. Continuamos rodeados de frondosos robles hasta desembocar de nuevo en la carretera. Un buen repecho por asfalto nos deja a la altura de San Xil.

El itinerario continúa su ascenso por la carretera, al principio en falso llano, para endurecerse después, hasta las inmediaciones del alto de Riocabo. La bajada a Montán es peligrosa, ya que el piso está formado por lajas de piedra. Continuamos el descenso hasta la aldea de Fontearcuda. Por asfalto llegamos finalmente a Furela. Las tupidas manchas de robles y castaños dan paso a verdes prados.

Tras Aguiada, el Camino retoma una senda paralela a la carretera. Con vistas de Sarria, este andadero de tierra sigue progresando por pequeños toboganes. Llegamos por fin a Sarria, lugar escogido por muchos caminantes para iniciar la peregrinación, ya que se encuentra en la distancia mínima para conseguir la Compostela.

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